lunes, 4 de abril de 2011

IMPACTO AL CORAZÓN

Tomo el diario. No es necesario abrirlo porque en portada la fotografía de la guerra me bombardea la vista y el estruendo de la hoja es el mismo que el de una bomba, si del impacto en el corazón se trata.
Me he preguntado en milésimas de segundo qué hago aquí todavía.
Sospecho una tarea casi infinita que se resume en las cinco letras del vivir, pero el argumento no me alcanza.
Vuelvo a preguntarme y un sentimiento de culpa se instala, flojo y perverso, dispuesto a quedarse.
Alguien dijo alguna vez que todo lo que ocurre lejos o cerca tiene que ver con uno y la guerra, desde un diario casi tartamudo, me saluda como conocida.
La torta del mundo exhibe sus tajadas para festejar la muerte. Y se reparte maldita entre quienes ni siquiera piden probarla.
Vuelve la pregunta y se hace estribillo, hay guerra en los continentes y a la vuelta de mi casa, donde seguramente todo queda entre cortinas.
Inspiro el oxígeno que a veces me falta y siento viva una partecita del alma todavía.

3 comentarios:

  1. Como digo en mi último poema publicado: "algún dios calamocano/le dio por mover las fichas/ y puso el mundo boca abajo".
    Y para colmo los hombres, cuando en la paz no somos capaces de ponernos de acuerdo, solo encontramos la miserable salida de la guerra. con lo que demostramos nuestra pequeñez.
    Un abrazo.

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  2. Sumamente poético, Juan, coincido...
    Fer, muchos besos...

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