Tres buenas noticias para compartir con mis amigos:
Primera y fundamental, estoy viva, sana y rodeada de afecto.
La segunda, las musas se han apiadado de mis berrinches, de mi irreverencia por la falta de inspiración, y me la han devuelto (en parte).
Tercera, estamos avanzando con mi amigo el poeta Milton Nan en el libreto de un nuevo recital literario, que se llamará Queridas cartas y en el que leeremos cartas de amor de personajes famosos y de otros elegidos por nosotros, así como textos propios. La puesta en escena queda a cargo de Fernando Irecio, mi compañero, con quien hace mucho no compartimos ningún diálogo de las artes.
Contamos con el talento de Carlos Creppy que pondrá la música, una vez más en plan de recital, con su maravilloso piano, por lo que el recital se convierte en internacional (Argentina- Uruguay).
Y hablando de internacionales, tengo otra buena noticia, he ganado el tercer premio en la Quinta Edición del Premio Eduardo, organizado por Umbrales Ediciones y Biblioteca FINBAS, me han avisado el 16 de julio, día en que los premiados serían dados a conocer en la ciudad de Tesalónica, Grecia, en el marco del Mundial de Maxibásquetball 2013.
Y como todo tiene un por qué, he ganado por primera vez un concurso de relato en formato carta, en el que participé con toda la intención de ganar y poder incluir el texto en nuestro recital (Todo es mente).
A los amigos que están cerca, los esperamos, no sabemos dónde aún, ya les estaremos avisando...
Gracias a todos por pasar por esta luna y sembrar palabras...
Ví la luna por primera vez un cinco de noviembre del siglo pasado en Uruguay. Quedé poeta.
sábado, 20 de julio de 2013
lunes, 15 de julio de 2013
EL HOMBRE Y SUS ECOS
El hombre, sentado en
su asiento, filosofaba sobre la naturaleza, el clima, las personas y la deuda
externa. A su lado, un desconocido enmarcaba su monólogo tranquilo con
respuestas-eco, suaves y algo resignadas a no tener protagonismo. "Uno se cree que lo sabe todo, pero la naturaleza se
encarga de demostrarle que no" eco: "la
naturaleza se encarga..." "Estamos jugados y hay que disfrutar lo
poco que nos pueda quedar de vida" eco "estamos
jugados..." "Es que no apreciamos todo lo que tenemos y nos
quejamos por pavadas" eco "por
pavadas nos quejamos" El interlocutor
le decía a todo que si, y el hombre seguía inspirándose con su propio eco "Permiso, señor, lo voy a molestar, es que se me terminó
el pasaje." Así, sin eco esta vez, más que un "que le vaya bien" nos abandonó este
filósofo anónimo, bajándose en una parada cualquiera. Me di vuelta, para
mirarlo. Me gusta cruzarme con personas sin nombre que me recuerdan las cosas.
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