martes, 5 de abril de 2011

GRACIAS POR EXISTIR

Mientras el traqueteo del autobús cumplía con los designios de la urbanidad, Melba insistía en hacer prolijo un trazo tan tembloroso como una emoción. Y a Luis, si es que le deparaba el destino un viajecito justo detrás de aquel asiento, le temblaría —quizá— la vergüenza, o el orgullo, o hasta la risa.
Pero si algo haría inmortal a su mujer, si algo sería más fuerte que el metal de aquella pizarra y si en verdad vale la pena desnudar el alma en un escenario público, es la posiblidad concreta de que a Luis, también agradecido por existir, le tiemble, nada más y nada menos, que el amor.

4 comentarios:

  1. Hasta en un traqueteante autobús urbano, el amor, aunque sea en trazos nerviosos, también se hace un hueco.
    Precioso relato.
    Un abrazo.

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  2. que boniiitoooo! me encantan las historias de amor de trazos temblosos...por el traqueteo de la emoción :)
    un beso grande

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  3. Son las cosas de andar en el bus...a mí me inspira muchísimo..!! Muchas gracias Juan y a punto de... por engalanarme con sus comentarios. Gracias mi amor.

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