Vengo del pasado
con el corazón ardiendo de pura llama.
Voy hacia el futuro como el soldado que huye
y sin querer se pierde en territorio enemigo,
y confuso y asediado por las sombras,
sobrecogido por el miedo, lucha por sobrevivir,
por seguir siendo el mismo indescifrable sueño,
y se llama a cada instante.
¿Cuándo aprenderé a ser inútilmente?
Cuando ya nada me importe lo que fui,
lo que no fui, lo que ya nunca habré de ser.
¿Cuándo aprenderé a ser herida abierta, presente?
Ángeles Carbajal / Quedar a solas
Me llegó de Asturias, por generosa iniciativa de mi amiga Evelia San Juan, el último libro de Ángeles, donde explica - poesía mediante- que " todo canto es de todos, como de todos es también la soledad".
Y el libro (gentilmente dedicado) me acompañó a visitar el mar durante las vacaciones y así se lo hice saber a su autora en tiempo y forma. Porque no se trata de leer por leer, sino de darle a la lectura el escenario vital necesario. (Esta vez fue mar y naturaleza al cien por cien).
Poco y nada sé de análisis literario como para hacer papelones en el blog. Sí puedo afirmar, que leyendo a Ángeles me hice de nuevos amigos emplumados, que los caracoles me esperaron después de la marea y que algunas palabras del viento entendí sin necesidad de traductor.
Es decir, el libro me atravesó y me mejoró sustancialmente, porque la poesía tiene esa fuerza invisible, como agua que impregna todo, como aire que nos oxigena. Al menos la de Ángeles, que en este caso reconoció sangre asturiana en heredados genes y cruzó el océano para regocijarme.
También debo decir que he tenido días de mar y de la mejor compañía, esa que está presente pero no nos aleja de la certeza de que el presente es un continuo "quedar a solas".
Gracias de corazón,
Lucía