He salido a la noche buscando letra y el parásito reloj me ha
llamado al orden recordándome que en estos tiempos no tengo tiempo de nada.
Paradojas del escritor, correteado por un invento humano, inventando palabras
para inmortalizarse. Con pocos minutos libero mi mente y busco inspiración
entre tanta faena alejada de la poesía que ocupa mis andares, busco y
revuelvo... mientras tanto la hora me insulta en pernicioso silencio de agujas:
es tarde ya, poeta. Doblo en tres
partes el alma y me retiro al sueño, donde inventaré una sencilla amnesia de
horarios, donde el espejo me recordará bruja de escoba, y donde finalmente la
luna -metiendo la pata- me confesará debilidades.