Los poetas nunca se cansan de confesar su ignorancia, ése es el común denominador de los aficcionados al verso.
Con ingenuidad de niños perseguimos el sonido del verso y su desnudez
perfecta para descubrir qué se ve del otro lado de la palabra.
Qué traen los fonemas en sus espaldas ágiles.
Qué viento nos trajo hasta aquí y con qué granos de polen nos ha transportado.
Qué fuerza poderosa nos seduce el verbo y nos enamora el aliento vital.
Qué dios se ha puesto los lentes para inventarnos poemas.
A cuál de ellos le falsificamos la firma.
Cual de todos los silencios se cuela por los dedos y nos alivia el alma.
Los que escribimos versos, sentimos por siempre la soledad de enfrentarnos a lo divino, desde nuestra condición de simples humanos. Y sobre todo con la tristeza de terminar escribiendo algo que nunca acaba por ser lo que pretendíamos.
ResponderEliminarEs dificil falsificar la firma de los dioses.
A pesar de todo, seguiremos intentándolo..
Un abrazo.
"VIL" PERO MUY CERTÍSIMA TU DEDUCCIÓN.
ResponderEliminarUN ABRAZO
Los poetas son sencillamente admirables. Dioses de la palabra.
ResponderEliminarSaludo enorme!
A los buenos días!!! Reconozco que los poetas del lloro y la desconsolación existencial, me cansan al primer verso. Entre el elenco de poetas que admiro y leo están aquellos que, sabiéndose finitos, nunca se cansan de cantar a la vida y al amor. Puede pensarse, quizá, que es una manera de ignorar los ríos de lágrimas que asolan a la humanidad...pero no es así en modo alguno. Si tuviera que autodefinirme así a lo breve yo diría: soy una persona de acción y una persona a la que, sin ignorar el sufrimiento, le gusta mostrar los senderos que llevan a la esperanza.
ResponderEliminarUn besazo