Que la inocencia impere
sin el mundo de mochila
sin la soledad del tener
que sean pájaros, caballos,
libres y despreocupados
que sueñen flores, cantos
que no necesiten pedir amor.
Que los grandes les permitan
que los grandes nos permitamos
habitar las preguntas
desandar las tristezas
entender
recordar
el propósito divino del alma.
©LuciaBorsani
Imagen:
Cuán prístina y clara es la niñez. Por eso se retorna a ella para recuperar la inocencia. Un abrazo, querida Lucía. Carlos
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