martes, 13 de octubre de 2020

ALFREDO MAXIT: UNA LUZ EN MI CAMINO

 Conocí a Alfredo después que mi primer poemario "Loca por la luna" llegó a sus manos, en la ciudad de Colón, Argentina. Corría el año 2006 y estando yo en Paysandú, Uruguay, nos acercaba un puente fluvial. Hacía unos años que Alfredo, profesor en Letras, crítico literario, escritor y poeta,  había regresado a su ciudad natal desde La Plata, a disfrutar de la nueva etapa de la jubilación.
A Alfredo le gustó tanto mi libro que me solicitó permiso (vaya humildad) para escribir sobre mis poemas en su columna semanal "Ventana a la poesía" del diario local. Y así fue como nos hicimos amigos. Me costó entender que una persona de la trayectoria de Alfredo se interesara por mi poesía con tanto entusiasmo. En realidad el libro venía siendo muy elogiado, ya tenía sus adeptos entre mis lectores habituales de este blog, pero la sincera crítica que hizo de él, fue para mí un maná del cielo.
Y ahí nos empezamos a conocer. Alfredo, que vivía solo entre millones de libros, en una casa particularmente inspiradora con sus glorietas, casi salida de una novela, era poeta por donde se lo mirase y escuchase. Y un profesor que evocaba sus años de trabajo como quien vuelve a rememorar sus películas preferidas.
Nos hicimos muy buenos amigos y sumamos a Fernando, mi compañero, a las tertulias de conversación, magistrales clases de humanidad, poesía y sabiduría, siempre con el mate por medio.
 
 

Después vino mi segundo poemario con Alfredo como prologuista, tan generoso que además participó del armado  tan activamente como si fuera su propio libro. "Vestida para salir" vio la luz en el 2010 en un recital con amigos sanduceros y la esperada presencia de Alfredo, cruzando el puente Paysandú- Colón.
La amistad perduró distancia por medio. Alfredo fue un pionero en el Facebook y a través de esa red comenzó a iluminar a diario a todos y cada uno de sus amigos virtuales con pequeñas dosis de poesía, con reflexiones, con esas luces que se encienden justo cuando uno las necesita. 
- Alfredo, si no fuera por vos cerraría mi perfil de Facebook, pero dejaría de leerte a diario y no quiero- le confesaba yo.
Cada tanto, me anunciaba un nuevo libro editado. Y sin mayores aspavientos lo presentaba. Con los más íntimos, decía, sin música, prensa, sin ruido. Así debe ser la poesía, ella sola llena el aire. Y así fue su última presentación, en su propia casa, alrededor de la mesa donde también funcionaba su taller literario, leyendo entre todos los versos que se deslizaban como notas de una gran partitura.
Hace poco más de un año que sus versos más espirituales dieron el cúmplase y que bajo la congoja y sorpresa de tantos amigos, alumnos y seres queridos que lo rodearon, entendimos que estaría disfrutando de la Poesía con otra vestimenta y otras pausas. Pero hasta el momento mi corazón no me dejaba hacer de su recuerdo un conjunto de palabras, que ni poesía salió, vaya a saber para cuándo, Alfredo. (De repente por Allá pueda leerme y sonreír como lo hacía con mi vínculo conflictivo con las musas).
Vaya mi primera aproximación a un homenaje a quien los premios no le cambiaron la sencillez de pájaro en vuelo o "besaflor" que llevó por la vida. Me despido con dos poemas que lo traen otra vez hasta mi escritorio y me permiten el goce de escribir. Gracias, Alfredo, gracias.
 

A UNO MISMO

 

Muéstrales a tu hoy las viejas sentencias.

Ama a tu prójimo como a ti mismo.

No hagas a otros lo que no soportas.

Elige la vida y aprecia bendita la tierra,

sin menguas de bien ni hermosura.

 

Con muy pocas cosas se hace otro el mundo.

Súbelas al muro de los panes diarios.

 

Alfredo Maxit

De El mundo y uno (2015)

 

BESAFLORES

El poeta no busca el aplauso,

un desmotivo para la musa

cuando trabaja.

 

Su trazo como de besaflores

va en busca del alimento

metamorfosis

de la flor, no sin cáliz,

de sin jaula, el pájaro,

de criaturas nuevas

las vestiduras.

 

A los besaflores los sostiene

el aire que fecundiza.

 

Alfredo Maxit

De El mundo y uno (2015)


5 comentarios:

  1. Un buen poeta, que seguro, dejó en tí su impronta. Es triste el saber que ya no te puede seguir enseñando, esa pequeñas cosas con las cuales es posible otro mundo.
    Besos pandémicos para Fernando y para ti.

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    1. Cuánto tiempo querido amigo Jota, en breve recordaré también por aquí las enseñanzas de un tal Jotatrujillo, que no hay que dejarse estar y hacer memoria en vida ! Un abrazo enorme, gracias por engalanar mi blog.

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  2. Tal cual y doy fé, una persona especial. Muy bien dicho. Saludos Juan.

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  3. Apreciada loca por la luna, que envidia de la buena haber contado con un hombre de las calidades académicas, poéticas y humanas de Alfredo Maxit. CReo, que esas personas que tropiezan nuestros caminos, con las virtudes de Alfredo, no nos dejan perecer en el intento de escribir.
    DE los poemas que traes a colación, el segundo, El besaflores, desentraña el alma del auténtico poeta, aquel que "no busca el aplauso,

    un desmotivo para la musa

    cuando trabaja."

    Grato saber de ti, bella. Por ahí te leo en el carelibro. Un abrazo con las entrañas del alma. Carlos

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    1. Carlos querido: Realmente ha sido un honor, como lo es y a la distancia la de mis mejores amigos de la Coctelera, verdaderas luces a la hora de estimular el intento de escribir. Y ahí estás tú. Alfredo daba clases de humildad a cada paso. Un día llegué a su casa y tenía un diploma de Faja de Honor de la Asociación de Escritores de La Plata, cuna de poetas en Argentina. Lo había recibido con alegría pero no se había puesto a difundir tal evento, decía que lo disfrutaba íntimamente. Procuraré continuar compartiendo su poesía por aquí. Gracias por tus palabras, siempre entrañables. Un abrazo.

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